Es Lara Trump, de 41 años, la esposa de Eric, la nueva estrella de la familia en la tercera carrera de The Donald a la Casa Blanca. La nuera del magnate y copresidente del partido republicano “desplazó” a Melania e Ivanka Tump, quienes no aparecerán hasta estos días en la convención republicana para dar el discurso de aceptación de la nominación, luego de haberse marchado de la última campaña electoral.
Lara Trump fue el primer miembro de la familia en hablar en el escenario del Fiserv Forum en Milwaukee, sellando con su discurso la segunda noche de los trabajos. Su discurso fue más personal que como líder político, como nuera y madre de los nietos del expresidente.
“Sé que soy bastante afortunada de poder llamarlo mi suegro y verlo de modo muy diferente a todos ustedes… Este es un hombre que se sacrificó por su familia y por su país”, comenzó entre los aplausos encantados del magnate.
El look de Lara Trump
La elección del atuendo para ser parte de la conferencia (y la campaña) de Lara Trump también fue muy personal, y a contracorriente: nada rojo, el color del partido dominante en la ropa de casi todos los oradores, pero un top negro sin mangas con raso en el cuello y un broche con los colores de la bandera estadounidense.
Casi como para proyectar, sugiere la crítica de moda del New York Times Vanessa Friedman, una sombra oscura en la noche, recordando a todos que podrían haber estado de luto si la bala del reciente atentado no hubiera golpeado a Trump solo de refilón.
Madre de dos niños de 4 y 6 años, Lara fue animadora en el instituto y en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, donde estudió Comunicación con el sueño de convertirse en periodista deportiva. Durante la universidad y después, trabajó como modelo y ganó varios concursos de bikinis.
En 2005 se trasladó a Nueva York para asistir a una escuela de pastelería y montó brevemente su propio negocio de decoración de tartas.
Luego, tres años después, el encuentro en un bar de Manhattan con el tercer hijo de Trump, que le llamó la atención -aseguró- no por su nombre, sino por su altura. En 2014 fue la boda. Mientras tanto, había empezado a trabajar como productora de televisión.
Trump no tardó en intuir su talento y habilidades, involucrándola en la campaña de 2016, cuando también lideró la gira en autobús “Mujeres por Trump” para suavizar la imagen misógina y sexista de su suegro.
Pero el salto no llegó hasta este año, en marzo, cuando el magnate la impuso como copresidenta del partido, una elección que a todos pareció nepotista.
Ella, sin embargo, se ganó los méritos en este campo, recaudando más de 280 millones, que también destinó a las costas judiciales de los pleitos de su suegro, al que sabe defender bien en cada ocasión.
“Es una buena comunicadora, articula el mensaje de campaña de forma clara, concisa y comprensible, tiene la confianza del presidente, una excelente presencia televisiva y sentido de la política”, dicen de Lara algunos asesores del magnate.
Tras las elecciones, en caso de victoria, se vislumbra en su horizonte un puesto en la Administración (como para Ivanka en la primera legislatura) o una candidatura al Congreso en su Carolina del Norte o tal vez en Florida.