Puede que no sea la caída de los dioses, pero está cerca: Dolce y Gabbana nunca mencionan directamente el caso de Chiara Ferragni (a quien la Justicia investiga por una estafa con una campaña solidaria de Navidad), pero afirman que cuando la que triunfa es la calidad -protagonista de su colección masculina para el próximo invierno- “los influencers automáticamente van a caer”.
“Fuimos los únicos – recuerdan poco antes de su último desfile presentado en el marco de la semana de la moda en Milán – que no trabajamos con influencers, los hicimos desfilar, pero nunca pagamos a ninguno. Ellos comentan sobre sí mismos y desde hace mucho tiempo, ahora no es nada nuevo que sale esta ‘bomba’”.
“Desde hace un año y medio hemos cambiado de tono, hemos vuelto a trabajar con maestros como Meisel y (Calvin) Klein y algunos modelos, a nosotros – explican antes del desfile – nos gusta la moda, y ¨¿quién mejor que ellos puede expresar este concepto? El fotógrafo, como el periodista, hace un trabajo para el cual estudió, tiene una cultura, se puede dialogar en igualdad de condiciones, un influencer de 20 años no tiene la culpa, pero no tiene esa cultura y con todo respeto hace un trabajo diferente”.
“Hoy hay que volver a la calidad, que también es amor, porque la caricia de un padre no tiene el valor de un ‘Me gusta’”, agrega.
“En los últimos años, todos nos hemos embriagado con la comunicación global, hoy todos hablamos de todo, desde la medicina hasta la moda – subrayan los dos creativos – desde la ciencia hasta la cultura, pero para ello es necesario haber estudiado, de lo contrario, ¨¿para qué existirían las universidades?”.
“Hay que dar voz en todos los sectores a quienes tienen capacidades, ha llegado el momento en que todos estamos cansados, hay que encontrar una solución para mejorar. Dicen que la belleza salvará el mundo y nosotros – concluyen – lo creemos”.