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Le pegaron en una cancha y no pudo volver a dirigir: “Tuve que devolver la casa que había empezado a pagar”

En julio de 2023, Ariel Paniagua sufrió una brutal agresión en un partido amateur. Tras denunciar al joven que lo golpeó, ocurrió un desenlace trágico e inesperado: “Estoy luchando, pero la vida no es fácil”, dijo a TN.

Para Ariel Paniagua, un árbitro de fútbol amateur, el deporte que tanto ama y pasiones le genera se convirtió en una pesadilla que alteró por completo su vida. En julio de 2023, mientras dirigía un partido en un torneo amateur, un jugador lo agredió violentamente, dejándolo desmayado en el suelo. La situación, que en principio parecía una simple jugada fuera de lugar, rápidamente se transformó en una tragedia. Williams Alexander Tapón, el agresor, días después tomó la decisión de quitarse la vida.

Aquella secuencia marcó el destino de Paniagua. El árbitro quedó sumergido en un profundo sufrimiento emocional y económico, en donde además debió enfrentarse a un rechazo social inesperado.

En diálogo con TN, Ariel recordó con claridad el momento de la agresión. “Siempre traté de ser justo con todos los jugadores, nunca fui soberbio. Tenía una relación cordial con ellos, me gustaba hacer bien mi trabajo. Pero ese día, algo cambió. Fue rápido, no me lo esperaba. Yo había dirigido a ese jugador antes y nunca tuvo problemas conmigo”, contó el árbitro.

La patada que recibió en el piso, la cual quedó registrada en un video que pronto se viralizó en las redes, lo dejó noqueado. También alteró la vida de Tapón, un joven que tras el hecho admitió su responsabilidad.

El árbitro vive en Quilmes y tiene dos hijos (Foto: Ariel Paniagua).
El árbitro vive en Quilmes y tiene dos hijos (Foto: Ariel Paniagua).

Después del hecho, Paniagua denunció al agresor. Sin embargo, la situación comenzó a desbordarse cuando en las redes filtraron su número de teléfono, lo cual desató una ola de hostigamiento y amenazas. “Fue algo que no pude manejar, me encerré en casa. Estaba muy mal, no podía dormir ni comer. Empecé a recibir amenazas, me decían que lo que le había pasado al chico era culpa mía”, rememoró Ariel, quien es padre de dos hijos y vive en Quilmes.

Lo que ocurrió a partir de ese momento fue devastador. Mientras los días pasaban, a Paniagua le llovían las críticas en las redes sociales: “Me sentí muy invadido, ya que se filtró mi número de teléfono. Mucha gente me mandaba mensajes, me insultaban, me amenazaban. Fue muy difícil. Hubo días en los que me crucé con gente que me hacía responsable de la muerte de esa persona”, narró.

“Tuve que devolver la casa que había empezado a pagar”

A nivel económico, el impacto fue inmediato. Antes de la agresión, Ariel dirigía varios partidos a la semana. “Mi vida laboral estaba en un buen momento, trabajaba mucho y había conseguido un pequeño crédito para comprarme una casa para mis hijos”, contó. Sin embargo, debido a la repercusión mediática, muchos organizadores de torneos decidieron dejar de llamarlo para arbitrar. “Ni siquiera me dijeron por qué. Simplemente me bajaban de la jornada. Tuve que devolver la casa que había empezado a pagar. No podía seguir con las cuotas. Fue un golpe durísimo”, confesó Ariel.

Antes del hecho también trabajaba como limpiavidrios en altura (Foto: Ariel Paniagua).
Antes del hecho también trabajaba como limpiavidrios en altura (Foto: Ariel Paniagua).

El trabajo como árbitro era clave en su economía. Además de dirigir en los torneos de fútbol, trabajaba como limpiador de vidrios en altura, pero esa fuente de ingreso también se vio afectada. “Vendí mi moto, que tanto me había costado, para poder cubrir los gastos mientras no trabajaba. Fue un tiempo muy complicado. No pude volver a dirigir”, explicó.

A pesar de la difícil situación, Ariel relató que pudo contar con el apoyo de unos pocos (pero valiosos) colegas. “Gracias a psicólogos y a los ánimos de mis compañeros logré empezar a salir adelante. Hubo un solo colega que me brindó una ayuda muy grande en ese momento, y le agradezco mucho por haber estado ahí”, remarcó.

A pesar de las amenazas y el rechazo, Ariel no dejó el fútbol. “Lo pensé mucho. Mis hijos me decían que no dirigiera más, que no valía la pena. Pero siempre sentí que el fútbol me daba algo, me ayudaba a desconectarme de todo. No lo quería dejar. Y hoy, después de todo lo que pasó, empecé nuevamente a dirigir, de a poco, porque es lo que me gusta, lo que me apasiona”, dijo.

Paniagua comenzó a salir adelante con la ayuda de psicólogos, colegas y seres queridos (Foto: Ariel Paniagua).
Paniagua comenzó a salir adelante con la ayuda de psicólogos, colegas y seres queridos (Foto: Ariel Paniagua).

El árbitro precisó que lo que más le afectó es el hecho de sentirse responsable por la muerte de Tapón. “Siempre fui claro: nunca le pedí nada al chico, solo quería que se disculpara. No me arrepiento de haberlo denunciado. Lo hice porque era lo que debía hacer. Lo que pasó, pasó, y no se puede cambiar. La patada que me dio me pudo haber matado”, indicó.

“Hoy estoy mejor. Estoy luchando, pero la vida no es fácil. He aprendido mucho de todo esto. Y sobre todo, aprendí que nunca debemos rendirnos”, cerró Paniagua.

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