El detrás de escena del anuncio de ayer y la danza de nombres en torno a las negociaciones entre el macrismo y el Gobierno. El riesgo de la Capital y el operativo “carancheo”
“¡Te la creíste en serio, eh!”, alcanzó a decirle Mauricio Macri a Diego Valenzuela la última vez que se cruzaron, en octubre pasado, en un estudio de televisión del barrio porteño de Chacarita. El ex presidente esperaba para entrar al aire y el intendente de Tres de Febrero, que acaba de ser entrevistado, apenas le devolvió una sonrisa.
Tres meses después, Valenzuela se convirtió en el primer intendente del Gran Buenos Aires en pasarse del PRO a las filas de La Libertad Avanza (de manera oficial porque, en los hechos, ya se movía como tal). Apadrinado por Patricia Bullrich, que en estos meses analizó más de una vez ser ella la primera en dar formalmente el salto. Si no lo hizo fue para no quebrar el bloque de diputados del partido amarillo que en el 2024 le garantizó a la Casa Rosada el apoyo casi total a los proyectos enviados al Congreso. La idea tampoco le terminó de cerrar a Karina Milei, la influyente hermana presidencial, que digita, junto al presidente y Santiago Caputo, la estrategia política.
La noticia, confirmada ayer al mediodía por el jefe comunal y por Sebastián Pareja, el principal armador bonaerense del Gobierno, y ratificada en las redes por el propio Javier Milei -frecuenta a Valenzuela desde la universidad y en este primer año de gestión lo recibió en Olivos en innumerables oportunidades-, provocó un cimbronazo en la cúpula del PRO, en especial en los Macri, Mauricio y Jorge, preocupados en tándem por el futuro de la Capital y por la instalación de un clima que propicie la fuga de más dirigentes a La Libertad Avanza.
“Esto genera clima, por eso se le pidió que se hiciera ahora, de esa manera. Sirve para la guerra psicológica”, se regodeó ayer un colaborador presidencial al servicio del operativo de “carancheo” de dirigentes del PRO. La maniobra la terminaron de diagramar Milei y Valenzuela el miércoles, cuando todavía persistía -y persiste- un malhumor generalizado en buena parte del PRO por el comunicado oficial que criticó la ausencia del proyecto de presupuesto en la convocatoria a sesiones extraordinarias lanzada por el Ejecutivo, que el macrismo calificó de “autoritario”. Los chats internos estallaron. Gobernadores como Ignacio Torres o Rogelio Frigerio, legisladores como Diego Santilli o intendentes como Guillermo Montenegro, o incluso Cristian Ritondo, el jefe del bloque en la Cámara baja, hicieron saber el fastidio con la cúpula, con la reiterada defensa de los intereses porteños sobre los del resto y con la conducción partidaria desde Cumelén, el paraíso patagónico donde descansa el ex presidente desde hace ya varias semanas.
Hasta ayer, Macri no tenía previsto interrumpir su descanso, pero tras el portazo de Valenzuela volvió a pedir que se instalara públicamente que ya no descarta, como hace algunos meses, postularse al Senado por CABA en las elecciones de octubre. “Por lo que hablé en estos días, noto que le entró la duda, pero siento que es un retroceso, una señal de debilidad”, analizó este jueves un dirigente del riñón macrista.
El ex presidente detesta la actividad parlamentaria, no está dispuesto a relegar sus compromisos internacionales, mucho menos a sentarse en una banca del Senado de saco y corbata. Pero es consciente de que la situación actual del PRO es la de un paciente que transita un tratamiento complejo, con pronóstico reservado. “En el corto plazo lo veo jodido. En el largo, en un punto, todavía depende de nosotros”, reconoció este jueves un colaborador de Macri.
El riesgo a una fagocitosis libertaria está muy latente.
El corto plazo es, precisamente, el más acuciante para el jefe de Gobierno porteño, que está cada vez más pendiente de los consejos del catalán Antoni Gutiérrez-Rubi y que enfrenta un panorama complicado en la casa matriz del PRO por la decisión, por el momento irrevocable, de Karina Milei de avanzar en ese distrito para tratar de arrebatárselo al macrismo después de una hegemonía que ya acumula 17 años. El martes, en la reunión de gabinete, uno de los principales asesores del alcalde aseveró, muy convencido, que el administrador local había recuperado la iniciativa en los últimos sesenta días.
Lo cierto es que el anuncio de Valenzuela volvió a poner en crisis el sistema de toma de decisiones del PRO y las condiciones del posible acuerdo electoral promocionado hace algunos días por Milei y aceptado por el ex presidente, que propuso, en vano, un equipo de trabajo conjunto. Macri está al tanto de que hay un buen número de dirigentes que, en teoría, deberían responder a su jefatura, que hace semanas que empezaron a negociar de manera unilateral con la Casa Rosada, en particular con Caputo, cuyo teléfono está muy activo este verano. Consciente de ese panorama, el ex mandatario habilitó a algunos de ellos a negociar “acuerdos razonables”.
Ayer, después de la fuga, empezaron a correr versiones de otros dirigentes que podrían cruzar de vereda en el cortísimo plazo: “Se abrió la tranquera”, subrayaron desde la oficina de uno de ellos. Se especuló rápidamente con Santilli, que hace meses que puso su pase a disposición, por ejemplo, en una comida con la secretaria General de la Presidencia. “El Colorado” no tiene previsto, en principio, dar el salto durante el verano. “Tampoco es que hay una ‘Puerta 12′, una estampida de gente yendo a correr a la Casa Rosada, hay que esperar”, aseguraron en su entorno. El diputado se mantiene en silencio y analiza -junto a otros dirigentes- la posibilidad de llegar a una suerte de acuerdo con el gobierno, pero de manera global y sincronizada. Algo similar piensan cerca de Montenegro, que habla cada vez más seguido con Santiago Caputo. Diferente es la situación de gobernadores como Torres o Frigerio, que son jefes de provincias y ponen sobre la mesa otro tipo de condiciones en la negociación con el gobierno.
Santilli, que le gustaría ser el candidato de un frente anti-K en la provincia de Buenos Aires, tiene además información de un persistente rechazo por parte de la hermana del presidente a la figura de José Luis Espert, a quien Milei le había prometido ser cabeza de lista en ese distrito. No es que al diputado economista ya se le haya escabullido esa promesa, pero el vínculo con la secretaria general y sus operadores atraviesa un pésimo momento.
En el caso de Ritondo, al que Macri le delegó hace ya varios meses la conducción de las tratativas con el Ejecutivo, la encrucijada es diferente porque aún quiere terminar de dilucidar quién se aprovechó, si es que fue así, de la denuncia periodística por supuestas irregularidades con sociedades off shore por la que fue denunciado en la Justicia. El jefe del bloque del PRO en Diputados le agradeció en privado a Milei, que lo defendió públicamente. El macrismo mantiene sobre el tema un silencio llamativo. “¿Puede haber tenido que ver esa denuncia con la salida sorpresiva de Ignacio Yacobucci de la Unidad de Información Financiera?”, se preguntaba ayer una fuente judicial. “¿Lo habló Ritondo días atrás con un emisario del gobierno?”, intentó averiguar otra fuente.
Diferente es la situación en la capital, que obligó al jefe de Gobierno a adelantar los comicios para intentar perder la menor cantidad de legisladores y liderar una estrategia local, por fuera de las negociaciones nacionales. Antes que Valenzuela, Macri ya había sufrido una baja sensible cuando Diego Kravetz renunció a la secretaria de Seguridad y arregló, sin avisarle al alcalde, su pase a la Secretaría de Inteligencia como “Señor 8″. Kravetz mantenía -sigue vigente- en el gabinete una sociedad política con Néstor Grindetti, que fue mudado de la Jefatura de Gabinete a una unidad de asesoramiento estratégico del jefe porteño. El ex intendente de Lanús mantiene un vínculo respetuoso con Macri -no así con el ex presidente, con el que no habla desde hace casi un año-, pero está molesto por esas decisiones. Arrastra, según fuentes porteñas, un creciente fastidio. Terreno fértil para los operadores del gobierno. Grindetti guarda, por caso, una vieja relación con Rodrigo Lugones, consultor del Ejecutivo, hijo del ministro de Salud y socio del principal estratega de la Casa Rosada. Caputo también tiene diálogo con el ex jefe de Gabinete de la capital.
Para los Macri, la oferta electoral de este año podría tener, para colmo, un escollo extra por fuera de La Libertad Avanza, que le disputa el voto. Y es que Horacio Rodríguez Larreta analiza seriamente presentarse, y que está cada vez más inclinado a hacerlo como postulante a legislador, una definición que podría dividir aún más a los votantes de ese sector. El ex alcalde dejó una buena imagen como gestor. “En lo nacional Milei está muy fuerte, en la ciudad hay debilidad”, razonó el fallido candidato presidencial estos días con un amigo. Por eso Jorge Macri y sus operadores trabajan para convencer a Ramiro Marra, que tiene que renovar su banca, y que le reste votos a LLA. Debería, eso sí, enfrentarse al gobierno.
El desembarco oficial de Valenzuela en las filas libertarias abrió ayer, además, una serie de especulaciones en torno al futuro del intendente y el de la ministra de Seguridad. En Casa Rosada dejaron trascender que el historiador podría en algún momento reemplazar a Bullrich si es que la funcionaria deja la gestión para postularse en las elecciones de este año. De ser así, el intendente sería a su vez reemplazado por Rodrigo Aybar, secretario de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda, un área que está a punto de ser disuelta, un trabajo que supervisa Francisco Caputo, el hermano del consultor, que tiene injerencia en Economía. Aybar está de licencia en Tres de Febrero. No es el único funcionario de Valenzuela en el gabinete: también Daniela Ramos, subsecretaria de Política Industrial.
Esos movimientos podrían darse si es que Milei decide que Bullrich sea candidata. La ministra mira con cariño la capital en el 2027, aunque también la seduce una posible candidatura a la vicepresidencia. Pero primero está el 2025, y espera, además, por la próxima jugada de Macri. Dicen que no quiere competir. Pero algunos la entusiasman con la idea de postularse y competir, llegado el caso, contra el ex presidente.