El famoso corredor, diseñado para la dinastía Medici, ofrece una experiencia cultural diferente al conectar puntos clave desde las alturas
En el corazón de Florencia, una de las ciudades más icónicas del Renacimiento, un pasaje histórico que durante siglos estuvo reservado para los ojos de la élite finalmente abre sus puertas al público. El Corridoio Vasariano, construido en 1565 por el arquitecto y pintor Giorgio Vasari, fue diseñado para la poderosa dinastía Medici como una vía secreta que les permitiera transitar de manera segura y privada entre los puntos clave de su “ciudadela”. Ahora, este pasaje de 750 metros está listo para ser explorado por todos, ofreciendo una perspectiva única de la ciudad.
La reapertura del pasaje marca un momento histórico, ya que nunca antes había estado accesible al público general. Su función original era permitir a los Medici desplazarse entre el Palazzo Vecchio, centro político de la ciudad; las Galerías Uffizi, que alguna vez fueron sus oficinas; y el Palazzo Pitti, su residencia. Este camino elevado permitía a la familia evitar el contacto con el público general y posibles amenazas, convirtiéndolo en un símbolo de poder y exclusividad.
En una ciudad donde las multitudes suelen abarrotar sus calles y puentes más famosos, el Vasari Corridor promete una experiencia diferente. Desde su privilegiada altura, los visitantes podrán disfrutar de vistas panorámicas de Florencia, incluido el río Arno y el legendario Ponte Vecchio, sin las aglomeraciones habituales. Esta reapertura no solo ofrece una ventana a la historia, sino también una forma única de redescubrir la ciudad desde una perspectiva casi olvidada.
Un recorrido histórico y exclusivo
El Corridoio Vasariano fue un encargo de Cosme I de’ Medici en 1565, quien necesitaba una vía segura y privada para moverse entre sus propiedades. Vasari construyó el pasaje en solo cinco meses, diseñándolo como un corredor elevado que atraviesa edificios, torres y hasta una iglesia, ofreciendo una “ciudad paralela” dentro de Florencia. Durante siglos, este camino estuvo reservado exclusivamente para los duques y sus invitados, mientras que incluso el personal doméstico tenía prohibido su uso.
El corredor conecta puntos clave de la ciudad, comenzando en el segundo piso de las Galerías Uffizi, donde los visitantes descienden por 58 escalones hacia un espacio decorado con frescos y techos altos. Desde allí, el recorrido incluye un tramo pavimentado con ladrillos de terracota y ventanas panorámicas que ofrecen vistas privilegiadas de las calles y el río.
Uno de los segmentos más destacados es el que atraviesa el Ponte Vecchio. Originalmente, este puente medieval albergaba carnicerías, pero los Medici las reemplazaron por tiendas de orfebrería para evitar los olores desagradables. En este tramo del corredor, se agregaron ventanas panorámicas bajo las órdenes de Benito Mussolini, quien mostró el pasaje a Adolf Hitler durante una visita en 1938. Estas mismas ventanas ofrecen hoy una vista incomparable del Arno y sus alrededores.
Una experiencia rediseñada
La reapertura del corredor llega tras su cierre en 2016 por motivos de seguridad. Ahora, los visitantes pueden recorrerlo en grupos de 25 personas con un costo de entrada de 20 euros como complemento a una entrada a las Galerías Uffizi o 43 euros para un acceso combinado. Aunque no hay paneles informativos ni visitas guiadas dentro del pasaje, se han habilitado paradas para tomar fotografías y disfrutar del entorno.
Simone Verde, director de las Uffizi, describió el Vasari Corridor como un “lugar mítico para el mundo occidental” y destacó su importancia como un símbolo del poder cultural de los Medici. “La cultura creada aquí fue el motor para todas las cortes de la Europa moderna”, afirmó en declaraciones a CNN. Verde también adelantó que, aunque por ahora el corredor conserva sus paredes desnudas para reflejar su diseño original, existe la posibilidad de colgar obras de arte en el futuro.
Detalles prácticos y curiosidades
El pasaje también incluye algunos detalles que reflejan su riqueza histórica. Por ejemplo, atraviesa el techo de la iglesia de Santa Felicita, permitiendo a los visitantes observar su interior sin ser vistos. Además, el recorrido finaliza en los Jardines de Boboli, junto a la Grotta del Buontalenti, una fuente del siglo XVI.
La experiencia está diseñada para ser accesible: aunque el recorrido incluye 106 escalones, se han instalado elevadores para personas con movilidad reducida. Además, la entrada será gratuita el primer domingo de cada mes, aunque las reservas para estos días ya están completamente agotadas durante los próximos meses.
Con la reapertura del Corridoio Vasariano, Florencia no solo recupera un tesoro arquitectónico, sino que también invita a los visitantes a explorar una faceta menos conocida de su rica historia. Desde las vistas privilegiadas hasta los ecos de su pasado renacentista, este pasaje promete convertirse en uno de los puntos más destacados del turismo cultural en Italia.