Todo apunta a la contaminación de su ecosistema, por lo que desde Greenpeace exigieron una rápida investigación
En los últimos días, dos ballenas jorobadas aparecieron muertas en centros salmoneros de las regiones de Aysén y Magallanes, más de 2.000 kms al sur de Santiago. Ambos hechos han encendido las alarmas de las autoridades medioambientales y tienen en estado de alerta a organizaciones ecologistas como Greenpeace, desde donde exigieron que se investigue rápidamente ambos hechos, a fin de establecer posibles responsabilidades.
La primera denuncia que recibió el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) regional corresponde a un cetáceo avistado en la Reserva Nacional Kawésqar, “presuntamente enmallado”, dentro de un centro de cultivo de la empresa Australis Mar, ubicado específicamente en el Seno Glacier.
Debido a ello, el organismo envió los antecedentes a la Fiscalía regional, puesto que aunque “la empresa nos informó sobre lo ocurrido, es crucial investigar cómo sucedió y adoptar las medidas necesarias para el adecuado retiro del cetáceo del centro de cultivo” dijo Ximena Gallardo, directora de Sernapesca Magallanes, según consignó El Mostrador.
Mauricio Ruiz, director de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) regional, señaló por su parte que “estamos preocupados y desplegando nuestras capacidades, como administradores de la Reserva Nacional Kawésqar, ante el hallazgo de una ballena muerta al interior de sus aguas. Especialmente, considerando que se trata de una especie protegida por tratados internacionales”.
El segundo ejemplar
Ése mismo día, una segunda ballena jorobada fue vista panza arriba a pocos metros del Centro de Engorda de Salmónidos “Huillines 3″, en el estero Cupquelán del Parque Nacional Laguna San Rafael, el que pertenece a la empresa Cooke Aquaculture y que actualmente se encuentra sin operaciones, aunque en el pasado ha sido objeto de controversias.
El hallazgo fue hecho por miembros de una empresa que realiza tours por la zona y según Yimmy Avendaño, el ejemplar estaba a unos 600 metros de las instalaciones salmoneras.
“Nos acercamos a apreciarla para verla con mayor claridad, logramos así identificar que se trataba de un ejemplar de una ballena jorobada, de unos 12 a 13 metros (…) ya estaba bastante hinchada, lo cual genera una data de muerte ya de unos varios días, estamos hablando de unos tres o cuatro, según lo que comentamos con nuestros colegas”, detalló el tripulante.
“El olor está bastante fuerte, así que no nos pudimos acercar mucho más”, subrayó.
Sernapesca ya recibió la denuncia por este segundo hecho y ahora queda ver el resultado de las autopsias, que determinará la causa de muerte de ambos animales y si hubo o no contaminación a su hábitat por parte de agentes externos.
Según el medio citado, aunque hoy en día el centro “Huillines 3″ está en desuso, hasta la semana pasada aún flotaba en el lugar un pontón de la empresa en el que almacenaban contenedores con sustancias consideradas tóxicas.
¿Qué dijo Greenpeace?
Mediante un comunicado de prensa, la vocera de Greenpeace Chile, Silvana Espinosa, recordó que ya en mayo de 2020 la empresa Australis Mar había informado la aparición de una ballena de similares características, también envuelta en una malla, al interior de uno de sus centros de cultivo en isla Matilde.
“Nos parece grave que ballenas u otras especies mueran al interior de áreas protegidas, lugares que, en rigor, han sido creados para asegurar la preservación y conservación de la biodiversidad que los habita. Sin embargo, estos eventos evidencian que esa protección es sólo una ilusión, muy distante de la realidad”, acusó Espinosa.
La vocera sostuvo que desde la ONG ambientalista están monitoreando la situación y pidieron a las autoridades correspondientes investigar con celeridad ambos casos, a fin de establecer responsabilidades y las multas que correspondan.
Finalmente, hizo un llamado para que situaciones como estas no vuelvan a suceder, puesto que la labor de Sernapesca y Conaf es, precisamente, velar por la conservación de los ecosistemas naturales más que cursar multas una vez que el daño está hecho.
“Este tipo de situaciones no puede quedar impune”, remató.
