Cuando asumieron creyeron que se habían ganado el Quini 6 pero terminaron jugando a La Poceada. La caída de las partidas nacionales los obligó a pescar en una pecera, a hacer la diferencia con contratos precarios, con proveedores amigos.
La ventaja de los curros de cabotaje es que se resuelven con un decreto o una resolución, a diferencia de la contabilidad creativa que hace falta para cubrir las huellas de la ruta del dinero de los impuestos que vuelve vía coparticipación y termina en la bolsa de un funcionario/empresario. Pero sacarla directamente de la caja chica tiene su riesgo: en el barrio nos conocemos todos.
No vinieron a levantar la provincia. Vinieron a saquear los restos del naufragio, a robarse las monedas del cestillo de la iglesia. Por eso se enojan cuando se habla de crear un gabinete de la oposición: no quieren que los controlen. Por suerte todavía queda un poco de ese bastardeado oficio que llamamos periodismo para levantarles la sotana.
Terribles Bandidos Son