El frente financiero le dió al gobierno un respiro. Este lunes el Banco Central compró USD 55 millones. Los dólares financieros moderaron las subas con poco volumen de operaciones, lo que sugiere poca o nula intervención del Estado. El dólar blue se mantuvo estable. Los bonos rebotaron y el riesgo país mostró una leve baja del 1,3% para ubicarse en los 1570 puntos básicos.
Pero esto más que una foto es un plano corto. En la panóramica se impone una brecha cercana al 50%, un nivel de riesgo crediticio que deja al país seco de financiamiento, y deuda soberana que no deja de cotizar a precio cercano al default.
Sobre este escenario el gobierno reconoció abiertamente que las reservas del Banco Central podrían acentuar su signo negativo. Si bien las tenencias netas muestran una importante mejora tras el cambio de Gobierno, las reservas siguen en rojo marcado. Pasaron de los USD 11.000 millones negativos heredados, contra los USD 3.000 millones abajo que reconoció el vicepresidente del Central Vladimir Werning, o los USD 6000 millones que estiman las consultoras privadas.
La advertencia sobre la pérdida de reservas es consecuencia directa de la decisión de intervenir el mercado del dólar financiero para contener la cotización y encorsetar la brecha. Se suman a la decisión de no devaluar y le dan otro argumento al campo para no liquidar los meas de USD 10.000 millones que atesoran en los silobolsa. Bajar los dólares financieros le quita valor al dólar blend que reciben los productores.
El dilema central que enfrenta el gobierno de Milei es este: tiene que elegir entre devaluar para que el campo liquide o aguantar el tipo de cambio y perder reservas, es decir capacidad de pago. «No se porqué el Gobierno piensa que es peor el inflación que la insolvencia», sintetizó a LPO un importante economista.
La explicación más simple es política: Santiago Caputo, el ideólogo del Gobierno, cree que la principal fortaleza de Milei es la baja de la inflación y nada debe ponerla en riesgo. La suba de precios que se vio tras el último salto del dólar encendió luces rojas en la Casa Rosada.
En el Ministerio de Economía creen que si devalúan, la inflación podría volver a un rango de dos dígitos por al menos dos meses. Un infierno. La prioridad es contener la inflación que en Junio dejó de caer y tuvo un leve repunte, y para eso se sacrifican las reservas.
Ante esto la pregunta que se impone es sobre el riesgo de volverse insolvente. Martín Rapetti director de Equilibra propuso el siguiente planteo: «Supongamos el BCRA termina comprando dólares en el MULC durante el último trimestre del año, tal como prevé el gobierno y el acuerdo con el FMI. ¿Qué nos dice la nueva medida? Que el BCRA usará esos dólares para bajar la brecha cambiaria y mantener un esquema del 2% mensual, que la mayoría de los analistas incluyendo al FMI, considera lleva a un atraso cambiario; en vez de acumular reservas. Sería una muy mala señal para los tenedores de bonos, que saben que la posibilidad de que les paguen los servicios de deuda de enero y julio de 2025 dependerá de que el BCRA acumule reservas, hoy. Sugiere también una mayor tensión en la negociación con el FMI. ¿Para qué me piden fondos frescos si Uds. consideran innecesario fortalecer las reservas en el BCRA?, podría ser una razonable objeción del organismo ante el pedido de apoyo financiero de parte del gobierno», indicó Rapetti.
Mientras que el ex ministro Martín Guzmán aventuró que «el plan del gobierno será aguantar con el régimen cambiario vigente con la expectativa de que, pasada la elección presidencial de noviembre en Estados Unidos, el FMI apruebe un nuevo préstamo al gobierno argentino, con nuevo financiamiento. El Gobierno buscaría usar esos dólares para dolarizar con apoyo geopolítico, aún si esa opción no resulta ser la preferida por el Staff del FMI», según publicó en un informe de Suramericana, la consultora que dirige.
Concide con esa visión el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli: «Con cepo y una economía cerrada e intervenida, el gobierno puede aguantar hasta que Trump ponga en agenda a la Argentina, y tal como lo hizo en 2018 incida en el Fondo para que se firme un nuevo préstamo».
«Pero el riesgo de no juntar reservas incrementa expectativas de devaluación futura y aumenta deuda pública. Son dos señales malas, que sugieren que el acuerdo con el FMI está lejos», agregó Vanoli.