Con dolor y bronca, este fin de semana la localidad misionera de San Vicente despidió los restos de Atriel, un nene de cuatro años que el jueves pasado había ingresado en brazos de su madre a la guardia del hospital local. “Le pegué demasiado”, reconoció sin titubear la mujer, cuando los médicos la consultaron por los hematomas que la criatura tenía en todo el cuerpo. Quedó detenida.
Si bien se espera el resultado de la autopsia para conocer cuál fue el golpe que terminó con la vida de Atriel, los investigadores ya determinaron que sufrió una muerte violenta y que este fue el desenlace de una trama de violencia intrafamiliar que llevaba, por lo menos, varios meses.
“Estaba muy golpeado, hasta quemado con cigarrillos”, contó a El Territorio una vecina el sábado por la tarde, después de que sepultaran el cuerpo de la víctima en el cementerio La Piedad. En tanto, la madre de Atriel, una joven de 21 años, fue detenida al igual que su pareja – padrastro del menor – y trasladada a una comisaría, mientras avanza la causa.
La advertencia que no alcanzó: “No esperemos un Lucio más”
En medio de la conmoción por la muerte de Atriel cobró relevancia una denuncia que había hecho en las redes sociales un vecino de Oberá, en la que exponía los maltratos que sufría la víctima por parte de su mamá y su padrastro. “Todos ven, nadie hace nada”, escribió el usuario en Facebook, y sumó: “La advertencia está hecha, ojalá que esos padres no maten al niño de un mal golpe”.
“Quiero hacer pública esta triste historia. El señor de la foto, Darío René Romero, es un maltratador de un niño inocente. Es su hijastro, él y su mamá le golpean salvajemente con cables, varas, palos, piñas en la espalda. Tendrá unos 3 añitos ese bebé”, avisó el denunciante, junto a una foto del acusado.
Por último, como si fuera un presagio, cerró: “Todos ven, nadie hace nada y yo soy un señor adulto y con problemas de salud, no puedo andar en los juzgados haciendo denuncias. Por favor si alguien puede llamar a la Policía y que actúen, no esperemos un Lucio más”.