Luis Juez sabe que en los próximos días tendrá un protagonismo central en la política. Se prepara para ese momento como un veterano, confiando tanto en su olfato como en su lengua, quizá su mayor activo. La usará como sólo él puede usarla: como un revólver. «Llaryora es un pituquito que la recolecta», disparará en esta entrevista con LPO. Si pudiera, la soplaría como un cowboy a su Colt .38.
Con esa misma lengua, no duda en calificar de «mamotreto, un manual de intenciones escrito con entusiasmo pero sin cabeza, inviable jurídicamente» a la fallecida ley ómnibus. Y advierte: «El DNU claramente termina en la Corte. Entonces, la ley y el DNU fueron mal concebidos. En el DNU no se expresa con claridad la necesidad ni la urgencia. En la no acreditación de la necesidad y urgencia está el talón de Aquiles del planteo judicial. El DNU no pasa por el Senado».
«El ajuste siempre lo paga la clase media, no la casta. Ni la casta de empresarios, de sindicalistas, de prebendarios. Esa es la casta: los tipos que le respiran en la nuca a Milei para no perder negocios. Los gobernadores también tienen que hacer un ajuste, elegir a quién ajustan», señala el jefe del bloque PRO en el Senado, que se diferencia de Milei. Ya lo había dicho: «No me hagan cargo a mí del pastillero».
-¿Hay una responsabilidad de los gobernadores en la caída de la ley?
-Hubo una sobreactuación de Llaryora que fastidió al Gobierno. Tensó la cuerda hasta poner en peligro la misma ley. Llaryora cuidó su negocio. Lo que Schiaretti haya arreglado con Milei, está claro que no lo arregló Llaryora. Hubo una connivencia entre Schiaretti y Milei que Llaryora no está dispuesto a cargar. Llaryora sabe que, dentro del peronismo, puede disputar porque no hay otro. Y por eso va a llevar la sobreactuación al extremo.
-¿Cómo entendés que debe seguir el Gobierno tras este fracaso?
-Milei va a tener que reconfigurar su mirada. No hay forma de gobernar por DNU. Los decretos generan una fragilidad institucional y una inseguridad jurídica que, por más que se la pase dando vuelas por el mundo, nadie va a venir a poner una moneda acá. Alguién tiene que avisarle que está gobernando, no puede seguir sin un acuerdo parlamentario mínimo para encarar lo que se viene en Argentina.
-¿Se puede hacer un ajuste, como pide «Toto» Caputo, cuando habrá una mayor demanda de servicios al Estado por el desplome de la clase media?
-Sí, claro. Pero el Estado tiene que mostrar vocación de recortar donde tiene que recostar. Hay un dispendio del dinero público, y pongo como ejemplo a Llaryora: el gobernador hizo 16 viajes en el avión de la Provincia en 50 días. Van a tener que privilegiar en qué gastar la plata. ¿En serio Llaryora va a seguir insistiendo con traer agua del Paraná, una mega obra con un crédito multimillonario de los árabes? ¿Esa es la obra que Córdoba necesita?
-Ante el ajuste los gobernadores quisieron ir por la coparticipación del Impuesto Pais…
-Una vez que se coparticipe el Impuesto Pais, no lo sacan nunca más. Una vez que lo agarran los gobernadores, se queda para siempre. Hay que discutir todo el sistema de coparticipación.
-Por la experiencia en esta fallida ley, parece difícil pensar en que Milei abordará con los gobernadores una discusión en ese sentido.
-Pero es una oportunidad porque Milei es una circunstancia, y la Argentina necesita una discusión de la coparticipación. Así como el peronismo te manejaba a billetazos, este tipo (Milei) es una circunstancia que cree que te va a manejar ahogándote. Pero los argentinos nos merecemos esta discusión. No puede ser que todos tengamos que tributar para que Kicillof, el peor gobernador de la Argentina, pueda gobernar. Los gobernadores van a tener que hacer un ajuste. Lo veo a Milei como una oportunidad para poner sobre la mesa temas que la Argentina no quiso discutir.
-¿Por ejemplo?
-Impositivo, la reforma laboral, el reparto de la coparticipación, qué hacer ante la voracidad del puerto… no alcanza con la definición de «pituquitos de Recoleta»… acá en Córdoba tenemos un pituquito que la recolecta para comprar voluntades en esa idea de él que es tener un pensamiento único.
La realidad dice que no se puede repartir lo que no se tiene, entonces hay que sentarse a discutir. Cuando discutamos, va a quedar en evidencia qué piensa cada uno; los gobernadores van a tener que explicar en qué gastan, cuáles son sus prioridades. No vamos a dejar pasar esta oportunidad de que los gobernadores fijen un plan de prioridades. ¡Mirá Llaryora! Se cree Menem y quiere tirarle a los intendentes la salud, la educación y la seguridad, que se hagan cargo ellos. Ese esquema ya lo conocemos, sabemos cómo termina.
-¿Comparás a Llaryora con Menem?
-No, digo que es un proceso que ya vivimos cuando aparece un caudillo con aires de federalismo que lo que quiere es sacarse responsabilidades de encima.
-También vimos cómo terminan los procesos de privatización a mansalva.
-Claro, y fueron un fracaso absoluto. Debe haber un proceso de incorporación del capital privado totalmente distinto al que se hizo en los 90. Debe haber un proceso de incorporación de capital privado estratégico, en el que también puedan participar las provincias, pero no con el criterio miserable de la recaudación.
-Como político avezado; ¿Qué plazos hay en la sociedad para resistir un ajuste?
-Es una mecha cortísima, y no sé si el Gobierno tiene ponderación de esto. El clima es muy tenso, y cuando la gente se enoja, se enoja con todos. Conozco al peronismo como la palma de mi mano. Veo al kirchnerismo agazapado, radicalizados, esperando el fracaso de este Gobierno. Por eso Milei tiene que entender la responsabilidad que tiene y abandonar esa práctica adolescente de andar escribiendo por Twitter. Del otro lado no va a haber ningún reparo en tirarle con el país.
-En el debate de Diputados, Milei los trató de coimeros. Hubo hechos que abonaron eso, como la reunión en el departamento de Recoleta con Sturzenegger…
-También hay que decir que entre quienes fueron a ese departamento de Recoleta estaba el gobernador de Córdoba. Llaryora se sentó a discutir ahí…
-¿Llaryora estuvo en la discusión del dictamen blue?
-Sí. Hago mías las palabras de la diputada Bregman: la Recoleta te molesta para algunas cosas y te viene bárbaro para otras. Es la información que tenemos todos los parlamentarios.
-¿Y otros gobernadores?
-Creo que hubo algún gobernador más, pero a mí me preocupa que haya participado el de mi provincia. Lo de Llaryora es lo más extorsivo que he visto en mi vida: extorsiona hablando con el kirchnerismo, que empezó a repetir las palabras de Llaryora como si fuera el papa Francisco.
-¿Dónde queda el colectivo que fue Juntos?
-No veo que los racionales, los prudentes, tengamos alguna chance. La perdimos. Ya se lo dije a Guillermo Francos: no nos obliguen a construir el partido de los indiferentes. Y no hablo de Córdoba, donde La Libertad Avanza y el peronismo tienen un acuerdo explícito, hablo del país. Si Milei fracasa, vuelve el kirchnerismo.
-¿Cómo se reconfigura el ex Cambiemos?
-Hubo mucha mala praxis. Es complicado. Hay una ausencia notoria de liderazgo, todo el mundo especula. Para ser una opción, y se lo dije a Bullrich, no tenemos que ser funcionarios del Gobierno. Hasta ahora nadie ha expresado la idea de reconstruir ese espacio político. Cuando hay múltiples liderazgos, no hay ninguno. Milei tampoco es un líder, tampoco entusiasma. El único liderazgo natural en Argentina es el que ejerce Cristina Fernández para con su espacio.
-¿Y el de Macri en el PRO?
-Mauricio tiene una mirada errónea de volver a disputar la Ciudad de Buenos Aires. Me gustaría que un ex presidente tenga una mirada más generosa, amplia, contemplativa y más autocrítica. Si se quiere quedar con lo que ya tuvo, el PRO y la Ciudad de Buenos Aires, el resto qué hacemos.
-¿Cómo impacta este escenario nacional y de disolución de Juntos a Luis Juez, quien quiere disputar la gobernación de Córdoba?
-Ninguna de las variables nos cambia la hoja de ruta. Me faltaron 66 mil votos para ser gobernador, pero me sobraron para ser oposición. Frente al pituquito que la recolecta para comprar, nosotros no tenemos precio. No creo en el kirchnerismo tardío de Llaryora y su partido único, comprando un jugador de cada equipo. El peronismo tiene esa mentalidad de comprar, y cuando los compró, ya está. Los van a usar y los van a tirar. A Pedro Dellarossa (ministro de Industria), a Dario Capitani (ministro de Turismo), a Juan Pablo (Quinteros, ministro de Seguridad)… me duele en el alma que los hayan comprado.