Antes de asumir, el presidente del Concejo Municipal de Resistencia, Alejandro Aradas, dijo que la ciudad era “un basural a cielo abierto” y que estaban conversando con la empresa concesionaria Santa Elena para que retomara la recolección mientras agenciaban los medios para saldar la deuda que les había dejado Gustavo Martínez.
Tras la asunción de Roy Nikisch al frente del Municipio, desde la empresa le confirmaron a Norte que a las 20.30 de el lunes 11 habían comenzado a prestar el servicio con normalidad: “Se resolvió el conflicto, el Municipio abonó la deuda”. Dos semanas después, la basura se sigue amontonando.
La excusa de Aradas es que no cuentan “con el equipamiento adecuado para poner en orden a Resistencia”. ¿Quién no cuenta? ¿La empresa Santa Ana? ¿La Muni? “Vamos a tardar un par de meses siendo optimistas para poner a la ciudad de pie (…) Nos va a costar más tiempo de lo previsto”, dijo. En la foto aparecen Aradas, una veintena de agentes municipales, dos carretillas y dos desmalezadoras.
Nadie arregla los problemas en veinte días, pero no estamos hablando de debatir la modificación del sistema impositivo de la ciudad o el problema del tránsito caótico. Hablamos de retirar basurales espontáneos con palas y retroexcavadoras, y de que la empresa concesionaria recolecte la basura como toda la vida. Es más: la basura acumulada por inacción de la empresa concesionaria, tiene que juntarla la empresa concesionaria. Si cuanto te sentás a negociar el pago de la deuda no arreglás eso, es porque ni para negociar servís.
Que Aradas, que lleva años inserto en la estructura municipal de la capital chaqueña, que fue funcionario y legislador, diga que juntar la basura “nos va a costar más tiempo de lo previsto”, expresa no ya improvisación, porque, como digo, conoce el paño, sino inoperancia.
Él mismo reconoció que dependen exlusivamente de los fondos que le pueda bajar la Provincia, que a su vez depende exclusivamente de los fondos que le pueda bajar Milei. Sólo les falta hacer boludeces en los semáforos y pasar la gorra. Pero los votaron para resolver los problemas, no para dar lástima. Ya sabíamos que Gustavo hizo las cosas mal.
Esto realmente es gravísimo. Para empezar, un problema de salud pública. Vos como un boludo o boluda vaciando los reservorios de agua del patio, y el municipio dejando que ejércitos de mosquitos y ratas y toda clase de alimanias se multipliquen en las esquinas. A esta altura no se trata de tener una ciudad bella. Se trata de evitar una catástrofe sanitaria.
Los problemas no se arreglan en veinte días, pero el Intendente Notidormi parece que no se avivó de que ya está al frente de la ciudad, y de que las cosas se pueden poner realmente mal.