Las semillas de calabaza son un alimento que ganó popularidad, se consume como snack y en un sinfín de preparaciones. Tienen una gran cantidad de vitaminas, minerales, grasas buenas (monoinsaturadas y poliinsaturadas), fibras, antioxidantes, vitaminas como la E, A y C y minerales como el hierro y el magnesio.
Las semillas de calabaza pueden consumirse enteras o trituradas, incorporadas en las ensaladas o en la preparación de algunas comidas. También es posible encontrar en algún negocio de productos naturales y a través de internet el aceite de semilla de calabaza, el cual también aporta diversos beneficios para la salud.
Para preservar los beneficios nutricionales, hay que considerar comer semillas de calabaza crudas o tostarlas ligeramente a temperaturas más bajas. De esta manera, se puede asegurar de que se está cosechando todo el espectro de ventajas que la naturaleza pretendía.
Cómo tostar las semillas para luego consumirlas
Limpiar las semillas de calabaza para secarlas al horno es una tarea muy sencilla. Una vez que se retiró de la calabaza hay que cubrirlas con agua. Si bien es posible que aún haya una gran cantidad de pulpa adherida a las semillas, el agua trabajará para aflojar las fibras y las semillas livianas flotarán hacia la parte superior a medida que la pulpa más densa se hunda en el fondo del bowl.
Luego se puede usar una espumadera para quitar las semillas del agua, enjuagar cualquier pulpa restante y colocarlas sobre una servilleta de papel para que se sequen.
Una vez que haya cubierto las semillas con aceite, es hora de precalentar el horno o la freidora. Asegurarse de que estén extendidos en una capa uniforme, para que no se cocinen al vapor mientras se hornean, ya que liberarán humedad.
Beneficios de las semillas de calabaza
“Las semillas de calabaza han sido fuentes invaluables de nutrición para muchas civilizaciones”, repasa Kelly LeBlanc, directora de nutrición de Oldways, una organización sin fines de lucro de alimentos y nutrición que ayuda a las personas a vivir vidas más saludables y felices a través de tradiciones alimentarias y estilos de vida culturales.
“Son nutritivas, saciantes y fáciles de transportar y almacenar. Además, son una fuente de muchos nutrientes importantes, especialmente grasas saludables para el corazón”, remarca.
“Las semillas de calabaza (y otras semillas comestibles) también son una parte importante de la dieta mediterránea”, agrega LeBlanc. “Los cocineros tradicionales mediterráneos tienen una habilidad especial para usar los ingredientes en su totalidad, desde la semilla hasta el tallo, lo que significa que estas semillas ciertamente pueden haber tenido un lugar en las mesas mediterráneas”.
Las semillas de calabaza contienen una amplia gama de micronutrientes, como manganeso, magnesio, hierro, cobre, zinc y vitamina E. Y son bien conocidos por su saludable contenido de grasa, aproximadamente el 75 % de la cual contiene ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
Las semillas de calabaza se venden enteras (cáscara y grano) o como granos o pepitas (semillas descascarilladas); Las semillas enteras tienen considerablemente más fibra que las semillas sin cáscara. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), las semillas de calabaza en su cáscara proporcionan 5 g de fibra, mientras que las semillas sin cáscara tienen 2 g de fibra por 30 gramos.