“Lo único que quiero es que se haga justicia y que todos paguen, que todos vayan presos y que todos tengan perpetua”, dijo Samanta, la madre de Tomás, en la puerta de la cochería Sepelios Santa Teresita, donde minutos antes de las 16.30 le entregaron el cuerpo de su hijo para que, sin velatorio, lo inhumaran en el cementerio de Mar de Ajó.
La mujer contó que durante las últimas horas recibió apoyo del Ministerio Público Fiscal y de la Municipalidad, y que estuvo reunida en su domicilio con el intendente Juan de Jesús.
“Como puedo”, respondió la mujer, embarazada, respecto de cómo hace para afrontar esta dolorosa situación y a nueve días de que la internen para dar a luz.
“Yo, como mamá, lo único que puedo decir es cómo era mi hijo”, señaló Samanta, quien pidió a los testigos que aporten todo lo que saben y cuestionó que en la playa donde se produjo parte del ataque “no había policía”.
“Yo siempre le decía que se cuide, que se acuerde de Fernando (por Báez Sosa, asesinado por una patota en 2020 en Villa Gesell). Era lo más tierno que vi en la vida. Muy dulce. Te daba esos abrazos de oso y me contaba todo”, relató la mujer, conmocionada, quien prefirió no realizar velatorio de los restos de su hijo.
“Todavía no caí (…) No lo puedo creer”, concluyó entre lágrimas y acompañada de su abogado Adrián Rodríguez Díaz.
Luego, cerca de las 17.20 partió una larga caravana de más de 50 autos particulares y unas 15 motocicletas desde el centro de Santa Teresita hacia la vecina Mar de Ajó, la cual fue acompañada por personas de a pie que se acercaban a los vehículos al paso de los mismos.
Entre los automóviles se hallaba uno de color blanco, en el que viajaba la hermana de Tomás, Camila, con el cuerpo afuera de la ventanilla portando una bandera en la que decía «Aguante Tellito, Te amo, gordo».
El coche fúnebre se detuvo frente a la casa del joven asesinado cerca de las 17.35 y permaneció allí durante cinco minutos, momento en el que los familiares más cercanos se acercaron al vehículo y permanecieron cerca del féretro, mientras un grupo de jóvenes en motocicletas hacían sonar sus caños de escape.
Luego, el cortejo continuó hasta la ruta interbalnearia y se dirigió hacia el cementerio de la ciudad de Mar de Ajó, a unos 25 kilómetros, al que arribó a las 18.20, donde se realizó un pequeño responso íntimo y la inhumación de los restos.