En los últimos años, la divulgación de la astrología comenzó a tener mayor relevancia en los debates diarios particularmente cuando se habla de relaciones amorosas, economía y de la vida cotidiana.
El especialista es miembro de Sentimientos Públicos, que recientemente difundió la encuesta «La astrología: una religiosidad de la nueva Argentina» según la cual «más de un 50% de la población argentina» tiene «buena predisposición social hacia el fenómeno de la astrología».
«La astrología tiene muchas características en común con las creencias religiosas», aseguró, y remarcó que no cree que se trate de una «pseudociencia» ya que «la gente no se la apropia como una cuestión que tiene un método empírico».
En ese sentido, argumentó que el ser humano necesita una explicación de algún orden frente a fenómenos que observa y que no tienen una racionalidad o no se comprenden a simple vista y, en este punto, encuentra su función «religiosa» a pesar de que «no tenga aspectos que tienen otras religiones articuladas».
«La astrología es un fenómeno más plebeyo, que circula por canales informales y subterráneos, donde la gente se lo puede apropiar y regular su nivel de compromiso. No hay un sistema de castigos y de premios tan claro como en otras religiones», puntualizó.
Para el especialista, la astrología «intenta predecir» y funciona como «un sistema de creencias que ordena el mundo en épocas de mucho caos e incertidumbre. Sobre todo, en un país como Argentina que es tan oscilante y donde siempre parece que está por pasar algo».
Además, posee una «doctrina fuerte y coherente, y en muchos casos es eficaz», lo que le permite al individuo «entenderse a sí mismo» relacionándose estrictamente en lo emocional sin determinismos sociales y económicos, y en una clave «mística y esotérica» que «paradójicamente está basada en el movimiento de los astros».
También brinda una comprensión con respecto al modo de relacionarse con otras personas, lo que permite «ser más tolerantes con otros» ya que brinda claves de entendimiento del comportamiento de los demás.
Frases como: ‘esa persona reacciona así porque es escorpiano’, son las que ayudan a las personas a desarrollar «un código de convivencia y éticos de entendimiento mutuo en épocas de mucha desorganización social».
Respecto a la práctica de este fenómeno, señaló que mayoritariamente predomina su consumo en las mujeres, pero «de manera transitoria» ya que «de ninguna manera es un fenómeno femenino».
«Las mujeres son la vanguardia emocional de la sociedad desde hace mucho tiempo, lo que incorporan, trabajan y difunden después no se queda como ‘cosas de mujeres’. Hay cada vez más hombres, sobre todo jóvenes, que se suman a la propuesta de codificación del mundo mediante la astrología», apuntó.
Si bien el 75% de mujeres que participaron de la encuesta aseguró haberse realizado la Carta Astral, Vanoli remarcó que «un 15% de los hombres también manifestaron haberla hecho», lo que «no es un porcentaje despreciable».
En ese sentido, señaló que la Carta Astral puede considerarse como uno de los «ritos» que tiene la astrología, y que si bien funciona como un juego, en general termina siendo un «rito iniciático» de la creencia a la astrología.
Vanoli manifestó que estos fenómenos tienen mayor preponderancia en sectores medios y bajos ya que estos sectores «poseen un tipo de emocionalidad más joven, que busca respuestas y un determinado tipo de empatía» y encuentra en las prácticas astrológicas «un montón de cosas que tienen que ver con su universo de sentido y con su mundo».
Sin embargo, advirtió que no significa que las clases altas no se inclinen a realizar este tipo de prácticas, sino que «tienen una proyección menor a creer en la astrología porque viven en un mundo más racional y previsible de alguna manera».
Para el especialista, uno de los factores que hacen que la astrología pueda crecer es que «puede convivir con cualquier tipo de religión».
Las religiones organizadas como el catolicismo o los grupos protestantes, que tienen mucha presencia en el mundo popular, brindan «otro tipo de rituales, contención y, por lo general, apuntan a cuestiones que tienen que ver con una relación entre el individuo, lo trascendente y su relación con Dios».
Además, las religiones suelen tener otro tipo de rituales y relaciones comunitarias, como los de compartir comida, una misa y, sobre todo, la acción social que pregonan.
«La astrología es algo bastante individual, de pequeños grupos de amigos o de alta afinidad que codifican el comportamiento y la trayectoria emocional de ellos mismos y de quienes lo rodean», afirmó.
Y agregó que la astrología está relacionada con el discurso amoroso y sentimental sobre las relaciones que habilita, lo que la diferencia de las religiones más organizadas.
«La astrología responde a muchas características o preguntas que las religiones podían responder tradicionalmente, pero ahora satisface demandas diferentes».
Vanoli señaló que actualmente estamos en un momento en el que hay una «subjetividad muy transaccional», muy pragmática, que no se guía por grandes dogmas y que premia que las cosas funcionen y se puedan resolver «en el corto plazo a través de acciones individuales que no dependan de grandes entramados institucionales».
«La astrología tiene una gran sintonía con la idea de que las cosas funcionen, sean rápidas y que uno mismo las pueda administrar, tiene su lado lúdico y va en sintonía con todos esos valores. Eso explica en gran medida su expansión y su potencial de crecimiento», concluyó.